Restaurando el cristianismo original—¡para hoy!
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Noviembre 14, 2017
Queridos hermanos,
Justo en los talones de un ataque terrorista mortal en Nueva York, ha llegado el ultimo tiroteo masivo: 26 personas—entre 18 meses y 78 años—fueron baleados en Sutherland Springs, Texas, por un asesino iracundo mientras ellos observaban los servicios dominicales en una pequeña iglesia bautista. Tal violencia sin sentido y depravada demuestra que estamos en verdad viviendo ¡tiempos peligrosos! De hecho, Jesús profetizó que en estos últimos días las condiciones del mundo serían “como fue en los días de Noé”—en donde “la ilegalidad será multiplicada” a través de ¡la faz de la tierra!
Como el mundo está ahora, así fue en los días de Noé antes del Diluvio: “Y el SEÑOR vio que la iniquidad del hombre era grande sobre la tierra, y cada imaginación de los pensamientos de su corazón era solo el mal continuamente. Y el SEÑOR se arrepintió de haber hecho hombre sobre la tierra, y Él fue afligido en Su corazón.… Y Dios miró sobre la tierra, y he aquí, era corrupta—porque toda carne había corrompido sus caminos sobre la tierra. Y Dios dijo a Noé, “El fin de toda carne ha venido delante de Mí, porque la tierra está llena con violencia por causa de ellos. Y, he aquí, Yo los destruiré con la tierra” (Génesis 6:5-6, 12-13).
Hagamos un recorrido del mundo hoy en día. Imagine que estamos en una capsula espacial y estamos observando la tierra. Comenzaremos nuestro recorrido en el ecuador en la Línea Internacional. Dado que la tierra gira hacia el oriente, todas las naciones pasarán bajo nosotros. Veremos esclavitud en Asia—y asesinatos en China con el mayor número de abortos del planeta. Vea a Corea del Norte, amenazando destruir ciudades americanas con misiles nucleares. China invade el norte de India; 16 años de guerra en Afganistán; los problemas de las amenazas iraníes y movimientos de poder estratégicos. En muchos países musulmanes hay guerra, muerte y destrucción—con terroristas asesinando su propio pueblo.
En las naciones de raza negra en África, al sur del Desierto del Sahara, encontramos soldados del gobierno y policía asesinando “gente inocente.” De hecho, sería difícil encontrar una nación africana sin alguna clase de guerra contínua, conflicto entre tribus, o terrorismo—sin mencionar hambre, enfermedad, pobreza y muerte.
A través del mediterráneo vemos a Europa siendo inundada de refugiados del mundo musulmán, y el terrorismo tiene lugar continuamente en Europa y el Reino Unido. A través del Atlántico, es la misma historia en Suramérica, Centroamérica y México—asesinatos, drogas, corrupción, tribu contra tribu, pueblo contra pueblo.
Veamos ahora en USA, casa de incalculables millones de inmigrantes ilegales. Todos los pecados y problemas que son comunes para la humanidad son rampantes en USA. La nación es maldita. Una razón clave es el aborto. Alrededor de 3,000 abortos tienen lugar ¡cada día! Desde 1972, cuando fue legalizado el aborto en USA, han habido más de 50 millones de abortos. Eso es más que todos los muertos de la Segunda Guerra Mundial. El aborto es nada menos que el asesinato legalizado y patrocinado por el estado de nuestros más inocentes; ese es nuestro pecado colectivo ¡más grande como nación! Y el aborto es aceptado en casi toda nación en la tierra. La gente quiere deshacerse del castigo de la fornicación y adulterio al tomar al más inocente de la vida humana—arrancando al bebe del vientre de ¡su madre!
¿No diríamos que 3,000 abortos cada día es mucho más atroz que los ataques terroristas, o tiroteos de la policía de supuestamente gente inocente—o incluso tiroteos masivos salvajes tal como el ocurrido en Texas, Las Vegas y otros lugares? Sí, ¡todos ellos son trágicos!
¿Cómo el mundo—y en particular USA—llegó a este punto? ¿Por qué están pasando muchos de estos eventos catastróficos? ¿Por qué, cuando más del 70% de la población profesa creer en Dios en verdad?
Para comprender como hemos descendido en este abismo de maldad como una nación, necesitamos tomar un vistazo amplio de los pasados 60 años. En su libro El mercadeo de mal, David Kupelian revela la maldad satánica y astuta detrás de la campaña de décadas a través de la sociedad para socavar y subvertir la moral piadosa—especialmente la moral sexual—y hacer que prácticas sexuales perversas sean aceptadas como normales. Kupelian escribe: “Como americanos, hemos llegado a tolerar, abrazar e incluso liderar muchas cosas que habrían horrorizado a la generación de nuestros padres. Cosas como el aborto a demanda virtualmente hasta al momento de nacimiento, jueces prohibiendo los 10 Mandamientos en lugares públicos, una explosión nacional de sexo en los colegios [con colegios ofreciendo abortos a niñas de 12 años sin consentimiento de sus padres], la baja inanición del discapacitado, miles de homosexuales abiertamente burlando la ley [con demostraciones públicas aprobadas por el gobierno de actos hetero y homosexuales vulgares, lascivos] y ‘casándose,’ y pornografía en internet creando adictos nocturnos al sexo en millones de casas de clase media.
“Al mismo tiempo, nuestras cortes han restregado los salones de clase americanos quirúrgicamente limpios de todo vestigio de religión sobre la cual esta nación fue fundada—el Cristianismo…
“La plena verdad es que dentro del espacio de nuestras vidas, mucho de lo que los americanos una vez casi universalmente aborrecieron ha sido empacado, perfumado, envuelto en regalo, y vendido a nosotros como si tuviera gran valor. Hábilmente jugando sobre nuestros profundamente sentidos valores nacionales de imparcialidad, generosidad y tolerancia, estos mercaderes nos han persuadido a abrazar como iluminado y noble eso que todas las generaciones previas desde la fundación de América rechazaron como vulgarmente auto destructivo—en una palabra, malo” (pp. 11-12).
Como resultado, ¡el mundo hoy en día esta al revés! El bien es mal y el mal es bueno, y la gente ha tirado las leyes de Dios atrás de sus espaldas (Isaías 5:24). La gente ha rechazado la verdad de Dios y Él los ha entregado a sus propios engaños—“…porque no recibieron el amor de la verdad, para que pudieran ser salvos. Y por esta razón, Dios enviará sobre ellos un engaño poderoso que les hará creer la mentira, para que puedan ser juzgados todos los que no creyeron la verdad, sino se complacieron en la injusticia” (II Tesalonicenses 2:10-12). La Palabra de Dios ha sido tachada de error y mentiras, y errores y mentiras han sido re-empacados como verdad. Dresden James ilustra como esto puede tener lugar: “Cuando una red de mentiras bien empacadas ha sido gradualmente vendida a las masas por generaciones, la verdad parecerá completamente absurda y su orador un lunático delirante.”
Todo el mundo ha sido engañado por Satanás y está bajo su poder. El apóstol Juan escribe que “el mundo entero se encuentra en poder del maligno” (I Juan 5:19), que Satanás esta activamente “engañando al mundo entero” (Apocalipsis 12:9). En verdad, “el dios de esta era [presente] ha cegado las mentes de aquellos que no creen” (II Corintios 4:4)—resultando en la “la cubierta la cual cubre a toda la gente y el velo [de oscuridad] que está tejido sobre todas las naciones” (Isaías 25:7).
Esta “estructura de engaño” satánica es la causa de todos los problemas de la humanidad desde el Jardín del Edén hasta ¡este mismo día! Habilitado por la “naturaleza humana” y el libre albedrio, dentro de esta estructura está que toda generación ha sido engañada en formas numerosas, como Jesús les dijo a los líderes religiosos de Sus días: “Ustedes son de su padre el diablo, y la lujuria de su padre desean practicar. Él fue un asesino desde el principio, y no se ha estado en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando sea que habla una mentira, está hablando de sí mismo; porque es un mentiroso, y el padre de ellas” (Juan 8:44). La gente esta tan atrapada por su propia naturaleza engañosa que inconscientemente escogen rechazar la verdad de Dios.
Las soluciones humanas a estos problemas pueden solo ser temporales. La única solución permanente es el regreso de Jesucristo y la resurrección de los santos (Apocalipsis 11:15-18; 15:2-4); el atar a Satanás y sus demonios (Apocalipsis 20:1-3; 10; Judas 13); y el establecimiento del Reino de Dios sobre todo el mundo (Daniel 7:27; Apocalipsis 1:5-8; 2:26-27; 20:4-6).
Este es nuestro llamado y nuestro destino como los hijos e hijas de Dios el Padre. En el propio comienzo de Su ministerio, Jesús dejó claro que la primera prioridad en nuestras vidas debe ser buscar el Reino de Dios: “Pero en cuanto a ustedes, busquen primero el reino de Dios y Su justicia,…” (Mateo 6:33). Debemos orar diariamente, “Tu reino venga.” Hacemos esto al enfocarnos diariamente y practicando el primer y más grande mandamiento: “‘Amarán al Señor su Dios con todo su corazón, y con toda su alma, y con toda su mente.’ Este es el primero y más grande mandamiento; y el segundo es como este: ‘Amarán a su prójimo como a ustedes mismos.’ De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los Profetas” (Mateo 22:37-40).
Como escribe el apóstol Pedro, “Por esta razón, hermanos, sean aún más diligentes para hacer su llamado y elección seguros; porque si están haciendo estas cosas, nunca caerán en ningún momento. Porque en esta forma, les será ricamente concedida una entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo” (II Pedro 1:10-11).
Necesitamos estar animados por la grandeza de nuestro llamado, las promesas de Dios el Padre y Jesucristo, y el destino de estar en la primera resurrección. Sin importar el mal en el mundo de hoy, necesitamos permanecer cerca de Dios en oración y estudio de modo que podemos crecer y vencer a través del Espíritu Santo de Dios. El apóstol Pablo nos anima con estas palabras: “Ahora, estamos obligados a dar gracias a Dios siempre concerniente a ustedes, hermanos, quienes son amados por el Señor, porque Dios desde el comienzo los ha llamado hacia salvación a través de la santificación del Espíritu y creencia de la verdad hacia la cual Él los llamó por nuestro evangelio para la obtención de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así entonces, hermanos, manténganse firmes, y aférrense a las ordenanzas que les fueron enseñadas, sea por palabra o por nuestra epístola. Ahora, pueda nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios—incluso nuestro Padre, Quien nos amó y nos dio ánimo eterno y buena esperanza a través de la gracia—animar sus corazones y establecerlos en toda buena palabra y obra” (II Tesalonicenses 2:13-17).
Por los reportes de la Fiesta de Tabernáculos, es evidente que Dios otorgó la bendición de una Fiesta tremenda en todos los lugares. Además de los lugares, enviamos 230 paquetes de los mensajes de la Fiesta a grupos más pequeños que varían en tamaño de 3 a 10 o más. Muchos de ellos también reportaron una Fiesta ¡excelente y bendecida!
Los dos machos cabríos: Por favor escuche cuidadosamente los mensajes especiales sobre “Los dos machos cabríos de Levítico 16”—ya que le ayudarán a entender mejor el significado profético del Día de Expiación y el último destino de Satanás y el castigo eterno.
Hermanos, les agradecemos por su amor y oraciones por nosotros. Oramos diariamente por ustedes, comprendiendo las dificultades que todos enfrentamos al vivir en este mundo malvado. Gracias por su fidelidad contínua con sus diezmos y ofrendas, las cuales son dedicadas fielmente y usadas para servir a los hermanos y predicar el Evangelio.
Con amor en Cristo Jesús,
Fred R. Coulter
FRC